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martes, 1 de octubre de 2019

El Cementerio de los libros olvidados


Quizás para comprender mejor esta entrada del blog, haya  que entender un poco el camino que tomó nuestra biblioteca escolar hace tiempo, para ello recomiendo visitar este enlace: 


Como breve resumen, y a modo introductorio, es interesante recalcar que durante el proceso de adaptación de la biblioteca, muchos libros y tomos fueron “descalificados” inicialmente, muy a nuestro pesar. Estos ejemplares no reunían los criterios que considerábamos necesarios para nuestro alumnado, generalmente, su extensión, tipo de letra, lenguaje y vocabulario los  situaba lejos de las habilidades lectoras que predominan en nuestro contexto. Era doloroso ver las obras de Julio Verne o R.L Stevenson relegadas al olvido. Esta situación no era deseable desde un punto de vista pedagógico. Por otro lado, que nuestro alumnado no tuviera la soltura para enfrentar estas obras en la actualidad, no significaba que en un futuro no estuvieran preparados para ello. De hecho, el trabajo que se está realizando desde el Plan de Lectura de biblioteca y el PLC, está enfocado en sembrar hábitos lectores a largo plazo a base de una metodología que prima el descubrimiento del placer por leer como eje vertebrador de todas nuestras actuaciones a nivel de aula y Centro.PULSA EN EL VÍDEO PARA VER TODO EL PROCESO:
El funcionamiento de este espacio es sencillo y  muy similar al de cualquier biblioteca. El alumnado puede entrar a seleccionar un libro y llevárselo para leer. Una vez terminado, el propio lector, decidirá si el libro merece la pena ser resucitado (devolverlo a la biblioteca del Centro)  o por el contrario,  continuar con su descanso en el cementerio hasta que un alma valiente vuelva a dar vida a su contenido ¿Quién sabe? Quizás, como sucedía en la saga de Carlos Ruiz Zafón que inspira esta idea,  tal vez sean los libros los que elijan al lector. 

El Cementerio de los libros olvidados no es un simple apéndice de nuestra biblioteca, es una filosofía, una forma de entender la lectura que entiende que todo lo que rodea a los libros  es fundamental a la hora de fomentar unos hábitos lectores duraderos y sólidos en los más pequeños. Nuestro contexto nos obliga a trabajar de esta manera, no podemos esperar que el entorno sociocultural, poco amigo de los libros, se imponga sin presentar batalla.
La creación de este espacio de lectura/biblioteca ha estado llena  de multitud de experiencias pedagógicas que han enriquecido enormemente el curso. Cabe destacar que la idea de crear un cementerio para los libros  descartados en el “gran expurgo” surgió de casualidad al coincidir el trabajo de la biblioteca con el periodo en el que estaba inmerso en la lectura  de la obra de Carlos Ruiz Zafón “El cementerio de los libros olvidados” (muy recomendable). Por aquellos entonces, la idea sugería un trasfondo de misterio y eso siempre proporciona unos pilares interesantes para comenzar un proyecto. Pero no fue hasta este pasado curso cuando se presentó la ocasión de trabajar en serio y darle forma. Sucedió que, como ocurre muy a menudo en nuestro cole, un grupo de alumnos díscolos amenazaban la “paz” (risas) que reina en nuestras aulas. Estas conductas requerían una ayuda extra de las familias para lograr  encauzar la situación y lograr un equilibrio  que garantizara unos  mínimos para dar clase. Pero otra vez, y con más frecuencia de la deseada, no obtuvimos respuesta por parte de las familias para solventar el problema. Fue entonces cuando la construcción del Cementerio se presentó como un vehículo para facilitar la convivencia. Se propuso al grupo de alumnos que protagonizaban la mayoría de las fechorías, trabajar en este proyecto a cambio de un compromiso por mejorar su conducta.   Así plasmó en este documento:
Fueron muchas las experiencias que vivimos en las horas que trabajamos allí, fue mucho lo que aprendimos y más aún lo que dejamos aprender. Como anécdota, muchos de los que vieron el vídeo que  ilustra el proceso de construcción y conocedores de los problemas de conducta que presenta nuestro alumnado, se sorprendieron al ver trabajar a los protagonistas  con herramientas que a nadie en su sano juicio se le ocurriría dejarles. Reflexionando sobre ello, y después de haber salido todos ilesos, me queda pensar que tal vez sea precisamente eso, quizás hemos acostumbrado a ciertos alumnos a vivir en el terreno constante de la desconfianza. Les arrebatamos el privilegio de gozar de la confianza de los demás y tal vez, cuando les fue restaurada, parte de esa sensación que solo puede otorgar el que se arriesga a confiar, supieron reconocerla, valorarla y corresponderla con honradez. 

Son muchas las aventuras que podría contar, pero este texto se alargaría demasiado. Para ir concluyendo, quiero poner en valor el proceso que ha supuesto la construcción del cementerio por todo lo que nos aportó para favorecer la convivencia en el cole, aunque fuera un poquito.  Seguimos  dotando al colegio de espacios y situaciones que conviertan la lectura en algo trascendental en la vida del alumno, en una experiencia única, que de seguro y magnificado ahora por su imaginación infantil  y más tarde por la nostalgia, se convertirá en un recuerdo magnífico cuando sean adultos. 
 
Me gustaría agradecer a Samuel, Isaac, Luisma, Manolito, Asensio y Cristian el trabajo que realizaron en este lugar y que de seguro podrán disfrutar sus hermanillos con el orgullo de saber que ellos fueron protagonistas y artífices. A todos los alumnos que formaron parte del taller del Cementerio: Ramsés, Israel, Valentín, Serafín, Ramón y Juanma.  Al maestro Bruce por estar siempre apoyando este tipo de iniciativas, por sus sabios consejos y grata compañía, por sanchear conmigo y hacerme quijotear con él.  A la sita Mari Carmen y a Sindy, por esos ratillos por las tardes que nos proporcionaron una buena terapia entre brochazo y brochazo.  Al “Miarma” por dejar sus sevillanas maneras estampadas en la techumbre del Cementerio. Y por último, a mi señora, por ir vigilando con el rabillo del ojo todos los contenedores con los que se cruzaba por la calle en busca de corcho o madera, gracias a ti, la cueva está construida casi en su totalidad con material reciclado. Muchas gracias.

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